Una asociación de empresarios de un área rural se da cuenta de que con Windows 95 la informática se hace más accesible. Y organiza unos cursos sobre el manejo del ordenador, el uso de las aplicaciones de gestión, y muy pronto sobre Internet y sus posibilidades. Esta es la historia de cómo el Mezquín, en el Bajo Aragón, con una economía agrícola y ganadera, se convirtió en una zona con donde varios pequeños negocios se han lanzado al comercio electrónico de bienes y servicios: desde la venta de artículos de acero o aceites artesanos, hasta la prestación de servicios de atención a la dependencia, el marketing digital o el turismo rural.
Aceros de Hispania, una empresa que vende por Internet a todo el mundo, fue el ejemplo en el que se fijaron otros empresarios de la zona, como Sonia Gómez, de Asister. Ramón Ferrer, agricultor, también aprovechó las posibilidades de Internet para convertir un corral de ovejas en una casa rural con encanto. Esa red de nuevas empresas no sólo fijan la población, sino que permite que haya una migración interior de la ciudad al campo, como es el caso de Javier García Calatrava, CEO de la empresa de márketing digital Dinamo. Desde la asociación empresarial se ha creado un portal donde se venden los productos de la zona, de nombre Sabor Artesano.
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