Cada vez son más las iniciativas pensadas para promocionar la economía local. La del barrio, la de la propia ciudad. Es evidente que las grandes plataformas logísticas que todos conocemos ofrecen mucho más surtido pero esto es solamente el comienzo.
Una vez más, Internet da y quita. Quita a muchos comercios competitividad en precios y en variedad, poniéndoles en apuros u obligándoles a cerrar. Pero por otro lado también da: es relativamente sencillo montar una página web/tienda online/plataforma de distribución. La manida excusa de que uno “no entiende de esas cosas de Internet”, en sus muchas variantes, es un camino seguro al desastre económico. Hay que estar en Internet. No es algo opcional, ni un capricho, ni un lujo. Es una necesidad para mantener nuestros clientes y ganar algunos nuevos. El cliente es el centro de todo negocio. Démosle facilidadades para seguir siéndolo y continuar vendiéndole.
Como primeros ejemplos llamativos tenemos dos. Mojizon y Bolozón.
Mojizón es el servicio de reparto que ha montado el Ayuntamiento de Riotinto, en Huelva. Como dicen en su web, “La intención es seguir fomentando las compras en nuestro municipio y ayudarlos a poder vender en pueblos vecinos, ya que con las restricciones de movilidad es complicado poder acceder a otras localidades“. Incluso lo promocionan en su perfil de Facebook.
Bolozón, creado por Francisco Galdón, un ingeniero electrónico de 29 años que lo considera “El Amazon de los toledanos”, nace para echar una mano al muy dañado comercio local. “De vecino a vecino”, como explica en la web creada al efecto.
Seguiremos viendo la proliferación de estas plataformas logísticas locales. La pandemia nos hace ver con otros ojos la actividad de nuestro barrio o ciudad y nos anima a echar una mano. ¿Cómo? Consumiendo más local.
LA ACCIÓN REPENSADORA: ¿Y por qué no podemos montar, a otra escala, lo que ya se han montado otros?
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