Repensar el Negocio

preparar un prototipo del nuevo servicio de tu empresa o negocio

Tanto preparar ¿para luego no hacer nada?

Últimamente me he visto hablando con varias personas que, cuando les entraban las ganas de hacer algo nuevo, se ponían a “hacer investigación”.

Se pasaban horas y horas en YouTube viendo tutoriales, y en blogs y webs diversas recogiendo información más o menos relacionada con su proyecto. “Es que quiero estar bien informado para tomar las mejores decisiones y empezar bien”, me decían cuando les manifestaba mi extrañeza ante tanto estudio.

Y los temas tan investigados son muy variados. Me hablaban de cómo arreglar o actualizar un mueble viejo, encargar una página web para complementar su tienda física, preparar un nuevo servicio o estudiar la posibilidad de ampliar el catálogo de productos a la venta.

Así pasaban los días, las semanas, los meses.

Cuando les preguntaba que por dónde iba su proyecto la respuesta era muy parecida: que lo quieren hacer bien a la primera y que necesitan estar lo mejor preparados posible.

Lo que me llevaba a una impresión que tengo desde hace tiempo: hay muuuuucha gente que sustituye el hacer por el ver cómo se hace. Es cuando uno quiere pulir y volver a barnizar la mesa que heredó de sus padres o abuelos; dedica una cantidad injustificable de tiempo a ver cómo otras personas pulen y barnizan sus mesas, en vez de hacerlo con la suya. Es como si estudiar tanta teoría hiciera de sustituto de la práctica. Como si “ver hacer” a algunos les funciona como una autojustificación por no empezar a hacer.

La otra explicación se llama procrastinar. Ya sabes, eso de aplazar unas tareas para dedicarte a otras seguramente menos importantes pero ciertamente mucho más gratas. Como ver vídeos.

¿Cómo salir de esta dinámica de querer hacer algo-estudiar-seguir estudiando- estudiar más- y el proyecto sin hacer?

Te propongo estos pasos para materializar cuanto antes tu iniciativa:

  1. reconozcamos que el nivel perfecto de información no existe más que en nuestra imaginación.
  2. Ten bien clara la idea de lo que quieres hacer. Quién sería el cliente, en qué le beneficia, cómo se enterará de tu nuevo producto o servicio, cuánto te cuesta a ti y cuánto estaría dispuesto a pagarte el cliente por ello.
  3. Monta YA una primera versión. Lo que se llama un prototipo. O un PMV (Producto Mínimo Viable). Su única función es que el potencial cliente pueda visualizar esa solución, pensar en si le interesa y que te cuente sus impresiones.
  4. Unas impresiones de las que tomarás cuidadosa nota con la boca cerrada, abriéndola solamente para decir “gracias” o, como mucho, pedir una ampliación de lo que te dicen.
  5. Esta nueva información la trasladas a la siguiente versión de tu nuevo producto o servicio. Y la vuelves a mostrar a esos potenciales clientes.

Una vez que has pasado por un par de versiones y la respuesta de los clientes “beta” es buena, ya puedes ir pensando en cómo hacer el lanzamiento de tu nueva oferta.

No te dejes que tu proyecto se quede paralizado por esas dos causas de las que te he hablado: la búsqueda imposible de un nivel perfecto de información, y esa debilidad humana llamada procrastinación.

Remángate y empieza a hacer.

Porque en el hacer está el futuro de tu negocio.

Autor: Alberto Losada Gamst

Imagen: CardMapr.nl en Unsplash

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IDEA CLAVE

Los tiempos de hoy son mucho más rápidos que antaño. Para todo: desde la duración de los matrimonios a los plazos de desarrollo de nuevos productos.

No pierdas el tiempo buscando la perfección: empieza mostrando una versión inicial de tu nueva idea y ya te irán diciendo los clientes cómo perfeccionarla.

Pero hazla.

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